Bibliotecas

Bibliotecas

La primera biblioteca pública florentina es del año 1716, cuando Magliabechi, bibliotecario de Cosme III, decidió crear una biblioteca en los locales de la aduana dentro de los Oficios. Después de la unidad de Italia, en 1865, la biblioteca de Magliabechi, que había sido nombrada patrimonio del estado, se convirtió en Biblioteca Nacional Central. El fondo librero, al ser obligatorio depositar en la biblioteca una copia de cada publicación italiana, creció muchísimo en poco tiempo.

A principios del siglo XX, visto que la biblioteca contaba ya con más de un millón de libros, se decidió construir un edificio adecuado para esta cantidad de volúmenes. Bazzani realizó el proyecto: un edificio de estilo renacentista no muy agradable estéticamente. La cercanía del edificio con el río Arno fue una de las causas del desastre que sufrió la biblioteca en 1966.

Ese año hubo un desbordamiento tremendo que afectó a Florencia, y los subterráneos de la biblioteca se inundaron completamente. Gran parte de los volúmenes se han salvado gracias a los voluntarios provenientes de todo el mundo.

Actualmente, la Biblioteca Nacional Central tiene cinco millones de volúmenes, además de los manuscritos, partituras musicales, mapas geográficos, documentos autógrafos e incunables. En Florencia también hay otras muchas e importantes bibliotecas antiguas. Una de las más famosas es la Biblioteca Medicea Laurenziana, fundada por Cosme el Viejo. El espléndido edificio en el que está la biblioteca fue construido, por orden del Papa Clemente VII, por Miguel Ángel, que dividió el espacio en dos ambientes bien diferenciados: el vestíbulo y la sala de lectura. Ésta última es larga y estrecha, y las decoraciones del espléndido techo de madera, tallado por Tasso, hacen juego con el suelo de terracota, obra del siglo XVI de Buglioli. Las sillerías para la lectura, alineadas con las paredes, fueron diseñadas por el mismo Miguel Ángel.